CONOCER
ES VIVIR
15
de abril de 2016: primer día.
Hoy
no ha sonado el reloj despertador a las siete menos cuarto. Sin embargo, me he
despertado igualmente y a la misma hora. Viernes y la primavera desborda por
los naranjos de mi calle acompañada del gorjeo de los gorriones nuevos. Esta
mañana he sentido más cerca el aleteo de la vida. Me he hecho el remolón hasta
que el olor de las tostadas me llamó a la cocina donde mi hijo pequeño estaba
listo para salir a la Universidad. Antes del saludo mañanero me di cuenta de la
amplia sonrisa que ocupaba su rostro: empieza a disfrutar de mi jubilación
antes que yo.
Unos
diez días después…
Esto
no va bien. Las mañanas se me hacen interminables y las horas se ralentizan en
todos los relojes de mi casa. Pienso que el hecho de estar solo durante la
mayor parte del tiempo -mi mujer en el trabajo, mis hijos en sus ocupaciones y
poca tarea que hacer en la casa- hace
que la cabeza cuente el paso de los minutos de una manera diferente a cuando se
está cumpliendo un horario de trabajo… El trabajo… Me había ido preparando para
estos momentos de ausencia de actividad obligada: el último año seguí dando
clases en el instituto con la conciencia clara de que estaba
desconectando. No puedo dejar que me
supere esta sensación de inutilidad que se me viene de vez en cuando. “Otro que
tenemos que mantener”, comentó jocosamente Miguel, marido de una colega de
profesión. Asociar jubilado e inútil está al alcance de todos.
Era
Mayo
cuando
ya había diseñado la estrategia a seguir una vez que se había cerrado el
período activo de mi vida en lo laboral. Y fue en la clausura del Aula de la
Experiencia de la Universidad de Sevilla que se celebró en la sede de Los
Palacios. De manera programada, David, el coordinador del Aula, me propuso que
yo fuera el portavoz del Claustro de Profesores en dicha sesión de terminación
del curso 2015/2016. Y preparé a conciencia mi participación -puesto que sería
la última- para que mi alumnado
universitario se llevara el mensaje final de un tiempo de trabajo y de estudio
superados. En fin, la ceremonia se desarrolló con total normalidad hasta que,
una vez que yo había concluido mi intervención, el presentador del acto impidió
que me fuera del escenario para - ¡sorpresa! - hacerme entrega de un
reconocimiento de los alumnos y las alumnas del Aula de la Experiencia por mi
jubilación, acompañado de una petición: que siguiera estando con ellos en las
clases universitarias, aunque ya no trabajara en el instituto. Fue ese momento cuando
me di cuenta que algo empezaba a partir de lo que estaba ocurriendo. Me inundó
la convicción de que el tiempo jubilado que me venía iba a estar repleto de las
vivencias más intensas y cercanas que se pueden vivir en esta profesión de
enseñar. Y públicamente les agradecí su consideración y les prometí que iba a
estar con ellos hasta que se cansaran de mis explicaciones de Historia y mis digresiones
vitales, de mis dudas metódicas y de los trabajos prácticos… En fin, fue el
momento en que sellamos un acuerdo no escrito para compartir en común el camino
del conocimiento con una andadura que nos podría llevar a ser personas más
libres.
Septiembre,
un mes antes de empezar las clases en el Aula de la Experiencia.
Ya
se me ha puesto en marcha la maquinaria intelectual que ha estado activa
durante más de cuarenta años. Este ha sido siempre el mes de sentarse delante
de las propuestas y proyectos de cada curso: calendario, grupos de alumnado,
novedades normativas, indicaciones de metodología y trabajo en equipo… Y pongo
toda mi intención en conseguir la mejor planificación y adecuación de los temas
a los alumnos y las alumnas con los que voy a transitar en el arte de
transmitir y enseñar conocimientos. Me viene la reflexión de que el éxito está
asegurado -lo hablaba el otro día con Concha, una compañera del Aula- ya que se
diseña sobre un cuerpo de información grato al intelecto y, por otra parte, el
tipo de alumnado universitario al que me voy a dirigir está receptivo a todo
aquello que redunde en su único objetivo: disfrutar
con la adquisición del saber.
Pero,
como ya sabéis, este curso es bastante especial por lo que aconteció al
finalizar el curso pasado; y, por ello, me voy a volcar en ofrecerles y
ofrecerme lo más selecto de las materias que voy a impartir con la intención de
que el alumnado se sienta motivado y transfieran el espíritu del saber más allá
del aula, en sus entornos más vivenciales. Mi proyecto, en síntesis, es el
siguiente:
PRIMERO:
Llevar a cabo una tarea de coaching, de empoderamiento de las personas que van
a estar en el curso a través de modelos extraídos de diferentes épocas de la
Historia. Por ejemplo, trabajaremos con Alejandro
el Grande la facultad de la INSPIRACIÓN, como fuente de ideas;
en Gengis Khan veremos como el MÉTODO
asegura la eficacia en el trabajo; Carlos
V me servirá para aportar la MOTIVACIÓN en los proyectos de vida
que se propongan; cuando estudiemos a Napoleón
Bonaparte comprobaremos que la búsqueda del ÉXITO es una marca humana
de superación de adversidades…
SEGUNDO:
Ofrecer al alumnado una plataforma digital de interacción en nuestro caminar
por la enseñanza. Para ello he creado un blog ( http://cacumentalia.blogspot.com.es/ ),
donde ya he empezado a colgar artículos que van a preceder todo lo que durante
este curso tengo planificado para mis clases. Esta herramienta se presenta con
el objeto de convertirse en un foro, una plaza de encuentro en la red donde
establecer hilos comunicativos que
hagan más fluida la tarea de enseñar y sirva de amplificación a los logros que,
sin duda, tendremos este año.
Y
TERCERO: La parte práctica -lo que confirma que lo estudiado tiene concreción- va
a tener su cabida en la planificación que este mes de septiembre de 2016 me ha
traído a la mesa de trabajo. Mis alumnos y alumnas van a vivir la Historia en Cádiz ya que la Facultad de
Ciencias del Trabajo de la Universidad de Cádiz nos presta, como cada curso, un
aula universitaria frente a La Caleta. El Archivo
de Indias será sede universitaria durante una jornada para constatar la
memoria histórica de un pasado que está en nuestro presente. Un documental de
televisión será realizado por todo el alumnado en una participación colectiva
que traiga al conocimiento común las historias vitales desgranadas en la
materia La Memoria, herramienta histórica de futuro…
Bien.
Este es mi plan de cara a los próximos años junto con otras ideas que irán
cuajando con el tiempo. Así que solo me queda dar las gracias a los alumnos y a las alumnas del Aula de la Experiencia
que con su seducción me implicaron de lleno en su proyecto de aprendizaje, a la
Universidad de Sevilla en la persona de Rosa, responsable de este proyecto
universitario, que apostó por mi continuidad frente a esta tarea de impartir
clases y a ti, David, coordinador técnico del Ayuntamiento de Los Palacios
(Sevilla) que vuelcas toda tu energía creativa en este proyecto por el saber
que ha traído aires de cambio a nuestra sociedad. Intentaré no defraudaros.
Paco
Toledo.