viernes, 29 de marzo de 2019

Lapulapu, el guerrero iban que mató a Magallanes


Lapulapu, datu de Mangatang (“los que acechan”), que mató a Fernando de Magallanes en las playas de Mactán y cambió el desarrollo final de su proyecto.

“Hoy hemos llegado frente a la costa de la isla de Cebu donde el Sri Hamabar ejerce su autoridad. Es la última posibilidad que tengo de conseguir una patria para mi gente después de haberlo intentado en la isla de Sulu y con el rajah de Mindanao y haber navegado muchos días en las cinco parau con las que habíamos dejado Sandakan, la tierra más allá del viento, nuestra patria hasta que llegaron los comerciantes de la lejana China y nos han expulsado por no consentir comerciar con la madera de nuestros sagrados bosques.
            El Rajah Humabon (o Sri Hamabar) es un hombre sabio que ha conseguido ser rey de toda la isla de Cebú a través de tratados familiares y acuerdos diplomáticos. Espero que nos atienda y escuche nuestra petición que no es otra que poner a su servicio nuestras naves para comerciar con otros pueblos que necesitan lo que producimos por estas tierras”.

            Por las referencias locales se supone que Lapulapu nacería sobre 1491 por lo que a la llegada de la escuadra de Magallanes contaría con unos treinta años, un guerrero en plenas facultades físicas que era el jefe, datu, indiscutible de su pueblo. De estar unido al rajah Humabon, que se había casado con su sobrina, devino una enemistad por el control del comercio con los chinos y, después, con los portugueses. Así que cuando llega Magallanes camino del Maluco, se encontraban en guerra y Humabon, que aceptó convertirse al cristianismo, convence al capitán para someter a Lapulapu.

            Magallanes le envió un ultimátum para que cesara en su actividad, pagara tributo a Humabon y rindiera homenaje a Carlos I. Lapulapu se negó y los españoles se prepararon para una operación de castigo.

            “No teníamos que haber llegado hasta este punto de guerra con Sri Humabon porque ya habíamos hablado que el nuevo negocio con los portugueses lo íbamos a repartir entre el datu Zalu, el rajah Humabon y yo mismo, pero supimos que Humabon estaba en secreto favoreciendo a los “moros” y cuando se lo reprochamos, solo supo decirnos que él era el rajah de todo Cebu y que tenía autoridad para hacerlo de esa manera. Tiene que aprender que nosotros no estamos sometidos a su jefatura, que mi pueblo sigue mis órdenes y que somos iguales en rango social.
            Y ahora han aparecido estos extranjeros a la búsqueda de especias y de riquezas. No tengo la menor duda de que eso de haber abrazado su fe, es solo una estratagema de Humagon para aliarse con ellos y humillarnos porque, supuestamente, tienen armas más poderosas que las nuestras. Han venido con altanería a decirnos que debemos someternos al rajah Humagon y a su rey Carlos I, que tenemos que pagarle no sé qué impuestos y que dejemos de comerciar con los portugueses.
            He hablado a mi pueblo en asamblea de guerreros y nos estamos preparando para la batalla que mañana al amanecer nos va a enfrentar con unos enemigos desconocidos. Esta noche vamos a invocar a Kemenangan para que nos lleve a la victoria, aunque sabemos que los extranjeros estarán muy protegidos contra nuestra lanzas y flechas: somos herederos del pueblo iban, los legendarios cortadores de cabezas que han dominado a lo largo de los tiempos en estas tierras. Vamos a proteger nuestros cuerpos con el tatuaje del bunai Turongn, la flor que representa los ocho niveles del mundo y que nos protegerá en el combate”.

            Al amanecer del día 27 de abril de 1521, Magallanes subió a un bote y se dirigió a tierra acompañado solo por 48 hombres bien armados y protegidos, pero con lo que esperaba impresionar al datu. Debido a los arrecifes y bajíos, las chalupas no pudieron acercarse a la playa con lo que los soldados tuvieron que vadear un largo trecho antes de llegar a la playa. Como los indígenas se habían retirado, y a modo de escarmiento, mandó quemar algunas chozas con lo que provocó la furia de sus pobladores que aparecieron en número de más de un millar guiados por su jefe. Lapulapu los había organizado en tres batallones que atacaron al grupo de Magallanes: el grupo frontal lanzó una nube de flechas envenenadas, mientras los otros dos grupos atacaban por los flancos. Los disparos de los soldados hicieron algunas bajas entre los indígenas, pero una de las flechas hirió a Magallanes en una pierna.

            Al comprender que su plan había fracasado, ordenó la retirada, quedándose en la retaguardia junto con algunos hombres. Es el momento en que Lapulapu lo identifica y se lanza hacia él cuando, rodeado por varios de ellos y mermado por el veneno, que empezaba a correr por sus venas, cayó muerto entre las olas, atravesado a lanzazos y machetazos, compartiendo destino fatal con alguno más de los suyos.

            Esta victoria elevó el prestigio de Lapulapu entre los habitantes de la isla y es el momento en que el rajah Humabon, para congraciarse con él, organiza una trampa mortal a los españoles, que son asesinados en una supuesta celebración de despedida, muriendo en esta ocasión los capitanes Barbosa y Serrano que habían reemplazado a Magallanes.

            Se sabe que Lapulapu y Humabon acordaron la paz entre ellos perdurando durante bastante tiempo. Es el momento en que se pierde para la historia el rastro de nuestro protagonista y entra el tiempo de las explicaciones mitológicas: dicen que se convirtió en piedra sagrada que protege las aguas que bañan la isla de Mactán y a los pescadores; otros que la estatua que se erigió en su honor ahuyentaba a todos aquellos que pretendían invadir sus tierras; en cualquier caso, se convirtió en el primer héroe filipino que se opuso a la entrada del hombre blanco.



jueves, 27 de abril de 2017

GRACIAS. antes de que los recuerdos se conviertan en sombras del tiempo



 
GRACIAS
Antes de que los recuerdos se conviertan en sombras del tiempo y de que la memoria nos juegue una mala pasada, vamos a reflejar en unas líneas lo que vivimos entre el 5 y el 11 de abril de 2017 en ese Hospital.
Partimos de una vivencia muy fuerte: salvasteis la vida de nuestro hijo Pablo. A partir de eso lo que se va a desgranar a continuación se condensa en una palabra: GRACIAS.
Llegamos sobre mediodía de aquel aciago 5 de abril en situación de emergencia vital a los servicios de urgencias y se puso en marcha vuestra máquina de atención sanitaria con una eficiencia tal que en pocos minutos habían estabilizado la grave situación en la que se encontraba nuestro hijo. Bajo la determinante coordinación del médico de Urgencias, el equipo de enfermería y auxiliares recabó la información pertinente y tomó la decisión de ordenar el ingreso en la Unidad de Medicina Intensiva.
Para mi mujer y para mí fueron los momentos más duros de ese día porque perdimos el contacto con nuestro hijo y nos ahogaban las dudas sobre lo que estaba pasando. Y, de nuevo, volvimos a constatar la atención urgente y eficaz del equipo médico que se hizo cargo de la situación: intensivistas, médico de UCI, internista, cirujano, otorrino, anestesista… que nos mantuvieron constantemente informados de todo lo que fue ocurriendo en el área quirúrgica del Hospital: había que reintervenir ya que la acumulación de sangre a resultas de la operación de tiroides previa que mi hijo Pablo había tenido en otro hospital, así lo consideraban como urgente.
Si esta es la síntesis de lo que ocurrió en apenas dos horas de nuestras vidas, nos ha quedado una galería de profesionales de la medicina que han protagonizado todo el tiempo de esos días que nos tocó vivir. Cada uno de ellos aportó lo específico de su tarea y la grandeza de su humanidad.
 GRACIAS, Dr. Segura por su actuación decidida cuando la urgencia lo hizo necesario, por saber tranquilizarnos en aquellos momentos tan difíciles para nosotros. Traslade nuestro reconocimiento más sincero al equipo de enfermería que atendió a mi hijo Pablo en ese primer momento.
GRACIAS, Dra. Sojo porque en sus manos estuvo la solución al problema que traía mi hijo tras la extirpación del tiroides. Siempre recordaremos sus palabras de profesional diciendo lo que iba a hacer y la tranquilidad que nos transmitió al finalizar la reintervención quirúrgica explicando lo que había encontrado y haber dejado un drenaje más corto en la zona intervenida.
GRACIAS a la Dra. Míguez de la UCI que siempre nos tuvo informados. Desde el momento en que se llevaban a nuestro hijo al quirófano –“…está tranquilo”-, hasta cuando nos permitió verlo ya en el control de la UCI, aunque no fuera ni horario ni las condiciones establecidas. Ella supo dar respuesta a nuestra necesidad de verlo.
GRACIAS, Dr. Núñez García -Víctor- porque su explicación técnica sobre lo que habían encontrado nos hizo comprender lo que había ocurrido en el posoperatorio de Pablo y por su cercanía familiar de conocernos en su consulta de otorrinolaringología de la que somos pacientes toda la familia.
GRACIAS, Dr. Fernández, que una vez cumplida su tarea de anestesista en estos momentos de urgencia médica, tuvo tiempo, antes de volver a su tarea en otro centro hospitalario, de confortarnos y asegurar que la actuación quirúrgica había sido un éxito.

GRACIAS, Dr. Díaz Monrove -Juan Carlos-, por cada momento que nos dedicó al vernos a la puerta de la UCI, por su decisión de mantener a Pablo bajo el control de la UCI, por la cercanía humana que nos dejaba en cada uno de los momentos que nos hablaba, por ese hilo invisible que su acertada actuación fue tejiendo entre el equipo médico y nosotros. Eternamente agradecidos.
GRACIAS, intensivistas de la UCI, que hicisteis más llevadero el tiempo pasado en esa unidad de cuidados médicos: José Ángel (esa personalidad que inunda toda la UCI), enfermeras 100% entregadas a su tarea, personal en prácticas volcadas en aprender… Nuestro hijo Pablo ya ha olvidado las malas sensaciones de estar anclado a las máquinas y cuenta las anécdotas diarias que se provocaba y bajaba la tensión en ese espacio de salvación médica.
Y vinieron los días de planta. Una habitación con vistas a la pequeña laguna que bullía de vida en estos días de primavera. Pablo fue ganando en estado de ánimo que se vio acentuado con la atención siempre positiva del personal de planta: enfermería, auxiliares, personal de cocina y de limpieza… no perdían ocasión por mejorar las largas horas de hospital. La primera vez que vieron a Pablo dar un paseo por el pasillo, fue una fiesta. Nos emociona recordarlo.
Martes Santo, 11 de Abril. Se produce el alta hospitalaria y nos vamos dejando en ese hospital muchas horas de nuestra vida, muchos miedos que supisteis rebajar, muchas personas que siempre quedareis en nuestro corazón.
GRACIAS
Paco Toledo, padre
Pepa Mayorga, madre
PABLO TOLEDO
Alberto Toledo, hermano