jueves, 27 de abril de 2017

GRACIAS. antes de que los recuerdos se conviertan en sombras del tiempo



 
GRACIAS
Antes de que los recuerdos se conviertan en sombras del tiempo y de que la memoria nos juegue una mala pasada, vamos a reflejar en unas líneas lo que vivimos entre el 5 y el 11 de abril de 2017 en ese Hospital.
Partimos de una vivencia muy fuerte: salvasteis la vida de nuestro hijo Pablo. A partir de eso lo que se va a desgranar a continuación se condensa en una palabra: GRACIAS.
Llegamos sobre mediodía de aquel aciago 5 de abril en situación de emergencia vital a los servicios de urgencias y se puso en marcha vuestra máquina de atención sanitaria con una eficiencia tal que en pocos minutos habían estabilizado la grave situación en la que se encontraba nuestro hijo. Bajo la determinante coordinación del médico de Urgencias, el equipo de enfermería y auxiliares recabó la información pertinente y tomó la decisión de ordenar el ingreso en la Unidad de Medicina Intensiva.
Para mi mujer y para mí fueron los momentos más duros de ese día porque perdimos el contacto con nuestro hijo y nos ahogaban las dudas sobre lo que estaba pasando. Y, de nuevo, volvimos a constatar la atención urgente y eficaz del equipo médico que se hizo cargo de la situación: intensivistas, médico de UCI, internista, cirujano, otorrino, anestesista… que nos mantuvieron constantemente informados de todo lo que fue ocurriendo en el área quirúrgica del Hospital: había que reintervenir ya que la acumulación de sangre a resultas de la operación de tiroides previa que mi hijo Pablo había tenido en otro hospital, así lo consideraban como urgente.
Si esta es la síntesis de lo que ocurrió en apenas dos horas de nuestras vidas, nos ha quedado una galería de profesionales de la medicina que han protagonizado todo el tiempo de esos días que nos tocó vivir. Cada uno de ellos aportó lo específico de su tarea y la grandeza de su humanidad.
 GRACIAS, Dr. Segura por su actuación decidida cuando la urgencia lo hizo necesario, por saber tranquilizarnos en aquellos momentos tan difíciles para nosotros. Traslade nuestro reconocimiento más sincero al equipo de enfermería que atendió a mi hijo Pablo en ese primer momento.
GRACIAS, Dra. Sojo porque en sus manos estuvo la solución al problema que traía mi hijo tras la extirpación del tiroides. Siempre recordaremos sus palabras de profesional diciendo lo que iba a hacer y la tranquilidad que nos transmitió al finalizar la reintervención quirúrgica explicando lo que había encontrado y haber dejado un drenaje más corto en la zona intervenida.
GRACIAS a la Dra. Míguez de la UCI que siempre nos tuvo informados. Desde el momento en que se llevaban a nuestro hijo al quirófano –“…está tranquilo”-, hasta cuando nos permitió verlo ya en el control de la UCI, aunque no fuera ni horario ni las condiciones establecidas. Ella supo dar respuesta a nuestra necesidad de verlo.
GRACIAS, Dr. Núñez García -Víctor- porque su explicación técnica sobre lo que habían encontrado nos hizo comprender lo que había ocurrido en el posoperatorio de Pablo y por su cercanía familiar de conocernos en su consulta de otorrinolaringología de la que somos pacientes toda la familia.
GRACIAS, Dr. Fernández, que una vez cumplida su tarea de anestesista en estos momentos de urgencia médica, tuvo tiempo, antes de volver a su tarea en otro centro hospitalario, de confortarnos y asegurar que la actuación quirúrgica había sido un éxito.

GRACIAS, Dr. Díaz Monrove -Juan Carlos-, por cada momento que nos dedicó al vernos a la puerta de la UCI, por su decisión de mantener a Pablo bajo el control de la UCI, por la cercanía humana que nos dejaba en cada uno de los momentos que nos hablaba, por ese hilo invisible que su acertada actuación fue tejiendo entre el equipo médico y nosotros. Eternamente agradecidos.
GRACIAS, intensivistas de la UCI, que hicisteis más llevadero el tiempo pasado en esa unidad de cuidados médicos: José Ángel (esa personalidad que inunda toda la UCI), enfermeras 100% entregadas a su tarea, personal en prácticas volcadas en aprender… Nuestro hijo Pablo ya ha olvidado las malas sensaciones de estar anclado a las máquinas y cuenta las anécdotas diarias que se provocaba y bajaba la tensión en ese espacio de salvación médica.
Y vinieron los días de planta. Una habitación con vistas a la pequeña laguna que bullía de vida en estos días de primavera. Pablo fue ganando en estado de ánimo que se vio acentuado con la atención siempre positiva del personal de planta: enfermería, auxiliares, personal de cocina y de limpieza… no perdían ocasión por mejorar las largas horas de hospital. La primera vez que vieron a Pablo dar un paseo por el pasillo, fue una fiesta. Nos emociona recordarlo.
Martes Santo, 11 de Abril. Se produce el alta hospitalaria y nos vamos dejando en ese hospital muchas horas de nuestra vida, muchos miedos que supisteis rebajar, muchas personas que siempre quedareis en nuestro corazón.
GRACIAS
Paco Toledo, padre
Pepa Mayorga, madre
PABLO TOLEDO
Alberto Toledo, hermano