sábado, 23 de abril de 2016

Hoy ha llegado mi sustituta. 

Mercedes viene con el futuro en sus ojos. Es la primera vez que se va a plantar delante de una clase. Estaba en Consejería -sacrosanto lugar del instituto- cuando he visto que una persona extraña al  paisaje humano habitual del centro miraba desde el pasillo. Automáticamente he reconocido la situación mientras que sonaba en mi cabeza Guns and Roses. Fue una asociación afortunada porque la música en  mi cabeza hizo que relativizara el momento y lo incluyera automáticamente en la rutina diaria: hoy tocaba asistir al relevo generacional en mi puesto de trabajo. 

Y todo fue fluyendo de manera positiva creándose un nuevo ámbito de vivencias que ya las iré desgranando en próximas entregas.

Una compañera anónima de varios años de coexistencia profesional y deseosa de perderme de vista -situación recíproca por mi parte- aprovechó el momento para acercarse y asegurar que ya me iba. La  miré fijamente y en silencio y me aseguró que ahora podría descansar. Le pregunté "descansar de qué". "Yo no estoy cansado". "He decidido que ahora es el momento de dejarlo como ya te lo llevo diciendo hace tres cursos". No me respondió y se lo agradecí profundamente porque SIEMPRE me ha resultado bastante penoso mantener un hilo de conversación con ella. Salió con su paso cansino de la conserjería y adiviné el tipo de clase que iba a darles al grupo de alumnos que habían tenido la mala suerte de tocarle como profesora de (...)

Volví a la realidad y miré de frente lo que se avecinaba:
¡Qué de agradecer es encontrarse una persona que visiona la vida de manera positiva!
Y en los tiempos que corren hay que cuidarlas y practicar más el sano vicio de fomentar todo lo que puede contribuir a los comportamientos sanos, sin dobleces ni medias verdades. Y de esto, lectores, vais a conocer una cuantas historias si sois pacientes y enlazais con la dirección del blog donde se van a ir alojando cuarenta años de trabajo con y por los alumnos.

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